miércoles, 9 de noviembre de 2016

Huid insensatos, corred...

La consabida frase del mago Gandalf viene ni que al pelo tras la victoria de Donald Trump. Solo piensas en eso cuando reflexionas sobre el energúmeno que ha ganado las elecciones. El personal estará muy descontento como para votar a un empresario sin escrúpulos que encarna lo peor de su país, del mismo modo que lo estarán los que votan populismo Le Pen, Podemos, o Grillo pero estamos convencidos de que esa no es la manera de mejorar las cosas: contra el sistema  mediante el sistema. En el mundo del siglo XXI y, a pesar de la percepción de cada uno que es libre como el viento, las cosas no han empeorado en términos de violencia, protección o confort y así lo dicen las cifras que cada ejercicio difunden los organismos vigilantes... ¿Qué sucede entonces? Los expertos sociólogos, psicólogos, antropólogos y filósofos varios sugieren que el hedonismo de nuestras sociedades desarrollado a través de la sociedad consumista y la irrupción del vértigo propio de las nuevas tecnologías tienen su gran parte de responsabilidad. Los valores tradicionales de la ética y de las religiones cada vez asumen menos peso, y ahí andamos buscando pequeños instantes de felicidad. En definitiva, si el hartazgo existencial termina aupando a Trump, nosotros huimos cada vez más lejos, hacia el autoexilio del vive y deja vivir. La comunidad está en peligro tal y como sucede en la película, y el anillo de la condición humana está definitivamente perdido.

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