sábado, 30 de abril de 2016

El entierro de Izquierda Unida

No es de extrañar que algunos dirigentes de Izquierda Unida sean reticentes a pactar con Podemos. Su líder, Alberto Garzón, es muy joven, y razón pragmática no le falta cuando quiere incorporarse a un movimiento más reciente de izquierdas, como pretende ser Podemos. Pero los mayores de la histórica formación están aún más deprimidos de lo que estaban y además echan las muelas. Primero porque los podemitas todavía no han demostrado nada con exactitud para la izquierda ortodoxa más allá de constituirse en adalides de la emergencia social, permanecer mareados por las mareas territoriales, y ser amigos de todo aquel que no conozca el significado de la palabra elegancia. Y segundo porque ahí tenemos tantos años de combate en la trinchera de la oposición, incluyendo descalabros electorales dolorosos en época de bonanza económica, la lucha de clases contracorriente, muchas veces la ingratitud a su docilidad democrática..., y ahora..., a integrarse en Podemos y morir. O eso o resistir con cuatro perras, cuatro concejales y dos diputados. Y morir.

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