Arropados por el referéndum interno, los de Echenique imposibilitan cualquier pacto y hay que volver a votar. Era improbable que los podemitas se dejaran domesticar, y los populares andan perplejos con su propios militantes, gobierno y sucesión como para liderar cualquier ejecutivo de credibilidad. Y otra vez en las urnas ya se verá qué resultados deja junio para todos y cada uno de ellos, de modo que quizás entre julio y agosto se logre atisbar alianzas definitivas ahora imposibles por la nula flexibilidad de Podemos y PP.
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