David González Medina
es diputado del PP en Asturias. Quédese con su nombre, que llegará lejos.
Osadía y cara no le faltan. El joven portavoz de educación de los populares en
el parlamento del Principado solicita tres años y ocho meses de prisión para un
periodista y tres años y seis meses para el exdirector de El Comercio por
difundir que fue condenado por tráfico de drogas en el 2004 y por tenencia y
consumo de estupefacientes en 2011. La noticia es noticia, y es veraz, y
así se demostró. Es noticia porque tiene interés público conocer datos
relevantes, y es veraz porque no está en tela de juicio el hecho, sino la
divulgación del mismo. Fue publicada en el 2014, y de no haberse hecho
entonces, debería de hacerse en este mismo momento. Entiende el diputado
ofendido que se cometió un delito de revelación de secretos al publicar estos
importantes antecedentes personales, que obviamente no figuran en su currículum
público. Lo peor no es que este prohombre de la nueva derecha asturiana se
revuelva y se defienda, y que la justicia lo ampare, sino que la Fiscalía
también secunde el proceso con una petición de pena multa de cinco años y tres
meses respectivamente a razón de nueve euros al día y en caso de no abonarla
una pena equivalente de prisión. El tal González Medina, como otros populares,
miran luego a Venezuela para denunciar la mordaza a la prensa, la falta de
libertades individuales, o el atraso social del país hermano. Con
representantes públicos como el antedicho no vamos a ninguna parte. ¿No tenía
el PP otro candidato peor? Ahora que piden antecedentes hasta para servir una
hamburguesa o para conducir un autobús, va a resultar que se puede tener un
representante público que traficó con droga y lo tapamos matando al mensajero.
¡Pero en qué país vivimos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario