El dirigente de Podemos, Íñigo Errejón, asoma como uno de los más espabilados del grupo. Afirma que cuando su formación política un día pueda aspirar en serio a gobernar será otra cosa distinta a lo que es en estos momentos. Las declaraciones posteriores al 26-J no tienen desperdicio y asoma la patita de que se terminó el sex appeal que tanta gracia hacía en televisión para abrazar otros tiempos y donde se prevé reforzar la estructura organizativa.
Dicho de otra manera y para que lo entendamos, organigramas para mandar, con mayor capacidad de decisión y a apechugar con lo que sea olvidándose de las graciosas pero ineficaces asambleas. Formar nuevos cuadros y fabricar relevo. Total, lo que cualquier grupo humano hace para no ser una jaula de grillos, ser eficaz y sobrevivir. Lo que no explican es como se hace esto compatible con un cada vez mayor protagonismo de los círculos. O una cosa o la otra, pero cada vez más similares a un partido convencional, porque la gaseosa se inventó hace años.
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