El Rey está preocupado y nosotros no. Que hay que ir a votar de nuevo, pues se va, que es nuestro derecho y nuestra obligación, que somos unos quejicas. Rajoy se muestra incapaz de presentar un acuerdo con los que le podrían respaldar y parece que le falta un auténtico esfuerzo por entender la composición de la cámara. Los otros partidos están erre que erre que no a Rajoy y lo cierto es que nadie puede reprocharles que entreguen el gobierno a cambio de vaguedades aunque es verdad que siempre es recomendable al menos sentarse y hablar. No se puede culpar del resultado a nadie, si acaso a la ley electoral, porque es lo que la gente votó. Y o a Sánchez se lo piden de rodillas y garantizado o el líder socialista no volverá a pasar, así por las buenas, por otra investidura fallida. Los detractores del bipartidismo puede ser que voten esta vez con más ganas al PP para facilitar el despegue, y todo eso que habremos tenido, el tiro por la culata. La preocupación, pues, solo la de gastar una vez más en el proceso electoral.
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